Si el hormigón convencional se sirve del cemento como cohesionador, el de CarbonCure emplea CO2 para el mismo propósito. El dióxido de carbono actúa, por tanto, como un elemento que proporciona fortaleza al hormigón. Así, este necesita menos cemento, con lo que su proceso de creación lanza menos emisiones a la atmósfera.
La compañía ya vende su fórmula a empresas constructoras. Una de las ventajas que estas ven en la nueva fórmula es que usar menos cemento resulta más barato. Por tanto, pese a que sea necesario invertir en la tecnología y en la compra del CO2, existe un ahorro de costes