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mayo 21, 2025

Acondicionamiento acústico: diseñar espacios que suenan bien

 

Cuando hablamos de acústica en arquitectura, es común confundir dos conceptos que, aunque relacionados, tienen funciones muy distintas: el aislamiento acústico y el acondicionamiento acústico

El aislamiento acústico se refiere a evitar que el sonido se transmita de un espacio a otro. Su objetivo es impedir que el ruido entre o salga de un recinto. 

El acondicionamiento acústico, en cambio, se ocupa de lo que ocurre dentro del propio espacio: cómo se comporta el sonido una vez que se ha generado. El objetivo es mejorar la calidad del sonido en el interior, ajustando aspectos como la claridad, la inteligibilidad del habla o la distribución uniforme del sonido. Es especialmente importante en lugares donde la comunicación oral o la percepción musical son prioritarias, como aulas, salas de conferencias, teatros, estudios de grabación o restaurantes

Uno de los principales parámetros del acondicionamiento es el tiempo de reverberación: cuánto tarda el sonido en apagarse después de que cesa la fuente. Un tiempo de reverberación adecuado depende del uso del espacio. Por ejemplo: 

  • En una aula escolar, se busca un tiempo corto (por debajo de 0,8 segundos), para que las palabras del profesor se entiendan claramente. 
  • En un auditorio para música clásica, es deseable un tiempo más largo (alrededor de 1,8 segundos), que aporta riqueza y hace que el sonido musical te envuelva. 

Para controlar la reverberación, se utilizan materiales absorbentes, como paneles acústicos, techos porosos, cortinas gruesas o alfombras. Estos elementos ayudan a frenar el sonido de forma más rápida y controlada. 

Además de la absorción, el uso de difusores acústicos también es clave en el acondicionamiento. Los difusores, que pueden tener formas geométricas irregulares o superficies curvadas, dispersan el sonido en múltiples direcciones, evitando que se concentre en un punto específico o que se generen ecos molestos. Esto es especialmente útil en salas de ensayo musical, estudios de grabación o espacios polivalentes, donde se busca una sensación de sonido equilibrada en todo el recinto. 

El mobiliario y los materiales de acabado interior también influyen notablemente. Un espacio con muchas superficies duras, como vidrio, hormigón o cerámica, tiende a reflejar el sonido, aumentando la reverberación. En cambio, un espacio con estanterías, tapicerías, cortinas y otros elementos suaves ayuda a controlarla. 

El acondicionamiento acústico se encarga de cómo se escucha el sonido dentro de un mismo recinto. Ambos son fundamentales para lograr espacios agradables y funcionales, pero el acondicionamiento es el que garantiza que un aula no sea ruidosa, que un restaurante permita conversar cómodamente o que un concierto suene limpio y envolvente.