El estudio se ha basado en la sustitución del cemento Portland por diferentes proporciones de ceniza de biomasa (desde el 10% hasta el 90%).
Los cientificos han utilizado las cenizas derivadas de la combustión de un mix de biomasa, es decir, de una mezcla de orujillo y residuos agrícolas (poda de olivar, vid y árboles frutales) y de cultivo energético (chopo).
La biomasa genera dos tipos de ceniza, una que se deposita en las calderas y que se denomina ceniza de fondo, y una segunda que se forma por las partículas que son arrastradas por los gases de combustión y se depositan en los filtros, denominada ceniza volante.
En unos estudios iníciales se obtuvieron mejores resultado con la ceniza de fondo, que hoy en día se retira y termina en el vertedero. Mientras que la ceniza volante producían problemas de durabilidad y expansividad, y ya tiene utilidad como fertilizante para los cultivos.
Según un estudio de la Escuela Politécnica Superior de Linares de la Universidad de Jaén .
“Hemos probado todas las proporciones de componentes y las que cuentan con mejores propiedades son aquellas mezclas que incluyen la mitad de cemento Portland y la mitad de cenizas. El resto, por encima del 50% de adición de ceniza, se fisuran y se desconchan al congelar y descongelar”, explica Bartolomé Carrasco Hurtado, uno de los investigadores responsables del estudio.