El proyecto piloto, que tendrá lugar durante los próximos cinco años en un tramo de cerca de un kilómetro de extensión de la carretera 285, al suroeste de Denver, intentará demostrar la viabilidad de un sistema capaz de detectar los vehículos que abandonen la carretera bruscamente. En tales situaciones, los servicios de emergencia serán avisados automáticamente, así como los conductores que se acerquen a la zona del siniestro. En la actualidad existen sistemas parecidos, pero son los propios conductores los que deben suministrar la información.
¿El inconveniente? En estos momentos Integrated Roadways, la impulsora de esta tecnología, estima que el coste por cada kilómetro de carretera inteligente ascendería a dos millones y medio de dólares por carril. Sin embargo, con independencia de que este sistema se generalice, podemos tener la certeza de que nuestros sistemas de carreteras se preparan para grandes cambios en los próximos años.